Aquello de “las apariencias engañan” puede sonar a manido pero, por mucho tiempo que pase, sigue siendo verdad: no puede fiarte de lo que ves, porque en muchas ocasiones no es lo que realmente es. Pongamos por ejemplo el flamante McLaren F1 preparado para ascensos que ilustra estas líneas.

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A simple vista parece una preparación del flamante deportivo británico especializada en ‘hillclimb’, pero viéndolo y, sobre todo, escuchándolo en movimiento, la cosa cambia:

El McLaren contaba con un motor 6.1 V12 de 635 CV, un bloque con un sonido característico que no corresponde con cómo suena este F1. ¿A qué se debe? A que del superdeportivo solo tiene la carcasa, creada por DDR Motorsport, que tiene su base el Florida. El resto nada tiene que ver con el icono de la automoción.

Y es que bajo su elegante traje se encuentra la estructura tubular de un prototipo de carreras desarrollado por Norma Auto, una compañía francesa; y su motor dista mucho de ser un V12: es un “humilde”, 4G63 de Mitsubishi, de solo 1,7 litros pero que es capaz de generar 600 CV de potencia. Se asocia a una caja de cambios secuencial y manda toda su fuerza a las ruedas traseras, lo que, sumado al hecho de que solo pesa unos 700 kilos, hace que sea realmente rápido.

No hay datos de sus prestaciones, pero si tenemos en cuenta que solo pierde unos 30 CV respecto al McLaren F1 de verdad y que su peso es 300 kilos menor, nos la jugamos a que rebaja los 3,2 segundos que éste necesitaba para acelerar de 0 a 100 km/h.

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