Coches con un nombre verdaderamente desafortunado, Lancia Marica -- Autobild.es

2022-06-30 08:28:43 By : Ms. Annie Lee

Suscríbete a nuestra newsletter

Poner un nombre a un coche es una tarea más difícil de lo que cabría esperar, puesto que en ciertos idiomas algunos términos tienen connotaciones no muy positivas. La historia del motor está repleta de ejemplos de ello, pero es cierto que hay ciertos coches con un nombre verdaderamente desafortunado. El Lancia Marica es uno de ellos.

El modelo de la marca italiana (ya extinta, aunque con planes anunciados para su resurrección) es un habitual entre los top de vehículos con malos nombres, algo lógico, ya que en todo territorio hispanohablante es un término peyorativo utilizado para referirse a un hombre gay.

Aparentemente, nadie informó de ello dentro de Lancia, puesto que fue la denominación elegida para el modelo. 

Y es que sabemos que se acabó utilizando, pero, ¿por qué motivo se decantarían dentro del fabricante por este nombre? Porque está sacado de la mitología romana.

Según ésta, Marica era una ninfa que, según las tradiciones, engendró junto a Fauno a Latino, quien en ciertos relatos se refiere a sí mismo como hijo de Marica. Además, en la provincia de Latina, en el Lacio, Italia, hay un bosque cerca de Minturno dedicado a esta criatura mitológica que cuenta incluso con un lago que lleva su nombre.

Al contrario que otros coches con nombre desafortunado, el Lancia Marica no llegó a producirse en serie, algo que en parte ocurrió por su peculiar denominación.

Fue presentado en el Salón del Automóvil de Turín en 1969, a modo de modelo conceptual desarrollado por Ghia, con un formato de cupé deportivo de dos puertas. Más adelante también se llevaría a Estados Unidos, donde fue motivo de burla por su nombre, ya que para la gran comunidad hispanohablante existente tenía connotaciones negativas importantes.

Se desarrolló sobre la base del Lancia Flaminia, concretamente utilizando el último chasis de un Flaminia GT que no tenía carrocería. Fue diseñado por Tom Tjaarda cuando Ghia era propiedad de Alejandro De Tomaso y el resultado fue un cupé de acertado diseño que transmitía mucha deportividad.

El frontal era muy afilado, con un capó descendente que se alargaba hasta un conjunto frontal que integraba el logo de Lancia en posición central, en medio de una rejilla cromada y custodiado por sendos faros dobles circulares.

La línea de cintura estaba muy bien definida, calzaba unas llantas con diseño de cuatro radios y unas dimensiones contenidas, no faltaba el cromo para dar forma a los marcos de las ventanillas y la zaga era muy sencilla, hija de su época, con unos discretos faros rectangulares.

Aunque nunca llegó a producción, su línea de diseño si sirvió para dar forma a siguientes modelos, ya no solo de la marca, como el Lancia Kyalami que llegaría pasada la mitad de la década de los 70, si no también de la propia De Tomaso, como el Longchamp, que vio la luz un poco antes.

Hay muy pocos datos técnicos del Lancia Marica, pero se sabe que montaba un motor V6 de 2,7 litros que desarrollaba 150 CV de potencia, registros que le situaban por encima del rendimiento del Familia GT del que derivaba (éste empleaba un bloque 2.5 V6 de 129 CV).

Suscríbete a nuestra newsletter