ÁMSTERDAM (Reuters) - El centenario barco de los canales de Ámsterdam Gerarda Johanna parece un clásico con paneles de madera, pero debajo de sus tablas del piso se encuentra un punto débil de alta tecnología: filas de baterías de iones de litio, 66 en total, con un tren de transmisión eléctrico que alimenta su motor. hélice.El barco es parte de un impulso del nuevo alcalde del Partido Verde de Ámsterdam para prohibir los motores diésel en los antiguos canales del centro para 2025, ayudando a los esfuerzos de la ciudad para combatir el cambio climático.La transición entre las embarcaciones comerciales está en marcha, con el 75% de los 550 en el agua de la ciudad calificando como libre de emisiones, según el portavoz de la ciudad, Wouter Keuning.Los barcos de canal eran una opción natural para ir primero.Son la atracción turística más popular de Ámsterdam, cada uno en uso hasta 14 horas por día, con 320 de ellos transportando a casi 4 millones de pasajeros a través de las aguas de la ciudad anualmente.El Gerarda Johanna tiene su propio amarre y estación de carga.“La gente siempre sobreestima lo que puede hacer en un año, pero subestima lo que puede hacer en 10 o 20 años”, dijo Kees Koolen, fundador de Super B, la empresa que suministró las baterías utilizadas en Gerarda Johanna.Dijo que la energía solar más barata y las nuevas formas de almacenamiento generarían un transporte neutral en emisiones más rápido de lo que la mayoría espera.La conversión de barcos como el Gerarda Johanna de 1922 requiere ingeniería y arte a partes iguales.Costaría un millón de euros (1,1 millones de dólares) construir un nuevo barco de canal eléctrico, pero el propietario Rederij Kooij, uno de los operadores más grandes de la ciudad, está convirtiendo su flota existente una por una a medida que llega el mantenimiento, añadiendo alrededor de 50.000 euros a una factura de reparación de 150.000 euros.Hasta el momento se han realizado 13 de 29.Kooij supervisa su flota, incluidos los niveles de batería, desde una cabina de control moderna dentro de un antiguo edificio de piedra cerca de la presa de Ámsterdam, donde los barcos cargados de especias llegaban desde las Indias Orientales en el siglo XVII.De los 12.000 barcos de recreo de Ámsterdam, en su mayoría embarcaciones privadas más pequeñas, solo el 5% no emiten emisiones, según estimaciones de la ciudad.Convertirlos en eléctricos costaría entre 4000 y 40 000 euros según el tamaño, aunque es probable que muchos se vendan o reemplacen.“La ciudad participa activamente en la implementación de la instalación de cargadores, que es un proyecto bastante complejo”, dijo Keuning.La ciudad está trabajando con contratistas para instalar 100 estaciones de carga para botes para fines de 2021, así como una estación de carga flotante lanzada por la empresa emergente Skoon Energy esta semana, que se espera que ayude con el equilibrio de la red.Información de Toby Sterling;Editado por Alexandra HudsonNuestros estándares: los principios de confianza de Thomson Reuters.Todas las cotizaciones se retrasaron un mínimo de 15 minutos.Consulte aquí para obtener una lista completa de intercambios y retrasos.