Un mundo en constante incertidumbre*

2022-08-13 13:00:02 By : Ms. Fenny Chen

Jaime Ensignia, sociólogo, Dr. en Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Libre de Berlín. Fue director sociopolítico de la Fundación Friedrich Ebert en Chile (1994-2014). Director del Área Internacional de la Fundación Chile 21. Colaborador del Barómetro de Política y Equidad.

En los dos últimos años el mundo ha vivido en una vorágine de incertidumbres: el inicio de la pandemia del COVID 19, fines del 2019 y su despegue en el 2020 con todos sus efectos y daños en el sistema sanitario del globo terráqueo; luego a partir del 2022, la intervención rusa en Ucrania con los efectos devastadores para la población de esta nación tensionando las relaciones de la Unión Europea (UE) con Rusia. Un proceso migratorio que ya se experimentaba Europa, pero que con la guerra se ha aumentado al máximo por la población de Ucrania; los efectos de ésta sobre la economía mundial, aumentos de los precios de las materias primas, de los alimentos, escasez del gas, aumento de los precios de los combustibles, inflación imparable y la amenaza de una recesión económica a nivel internacional.

I-. Lo que viene a coronar esta situación descrita e la máxima tirantez en el tablero internacional entre China y los EEUU. A los ya conocidos diferendos en lo económico-comercial y en lo tecnológico entre estas naciones, lo cual se llegó a tipificar como la gran guerra comercial, azuzada especialmente por la administración anterior norteamericana, la de D. Trump, se da paso a una confrontación, al parecer de sello mayor. En estos primeros días de agosto la tensión se ve agudizada por la visita de Nancy Pelosi a la isla de Taiwán, territorio rebelde según la nomenclatura de la República Popular China que es parte de lo se llama una sola China y, que es reivindicada como territorio propio chino, más allá de la histórica (1949-a la fecha) disputa sobre esta isla. 

Las autoridades chinas responden airadamente a la intromisión de la Presidenta de la Cámara de Representantes de los EEUU en este territorio reivindicado por la potencia asiática. La tercera autoridad norteamericana, después del Presidente y Vicepresidenta de esta nación había sido advertida por Beijing de no hacer ninguna parada en Taiwán en su anunciada visita a países asiáticos. Incluso analistas, expertos del pentágono, de la CIA y del gobierno de J. Biden, habían advertido de las consecuencias que podría acarrear esta visita en las relaciones chino-norteamericana. Sin embargo, Pelosi desestimó estas advertencias y realizó esta visita a la isla de Taiwán. Hacía más de 25 años que ninguna autoridad norteamericana de alto nivel había visitado esta nación. 

En este nuevo escenario, la denominada guerra comercial y tecnológica entre estos dos colosos de la escena internacional está dando paso a un escalafón mayor de las controversias entre lo que se ha denominado, una potencia en declinación (EEUU) y una potencia en ascenso (China). Más allá de las reacciones de China, ejercicios militares de más de 5 días, a escasos kilómetros de Taiwán, de demostración de su poderío bélico y de sanciones económicas a la isla, aún no se visualizan los escenarios futuros de las relaciones diplomáticas entre estas dos potencias mundiales. Por lo pronto, China ha suspendido la Agenda de los diálogos abiertos con la administración de Biden en temas como el cambio climático, las relaciones militares a la lucha antidrogas entre otras materias de mutuo interés. La visita de Pelosi fue arriesgada y ha puesto en juego la capacidad de la diplomacia para dirimir las controversias en Beijing y Washington. Noticia en desarrollo, nos señala que las FFAA de Taiwán han iniciado ejercicios militares con fuego real, al igual de los desarrollados por China. Con esto, lejos de atemperar los ánimos políticos militares de estas naciones en conflicto, se agudiza más tensión en esta parte del globo terráqueo. El caso Pelosi en definitiva se ha convertido en un serio problema para Taiwán, más que ayudar a las pretensiones de las autoridades de la isla de mantener el statu quo, ha endurecido la exigencia de China de reunificación de todos sus territorios, incluido especialmente Taiwán. 

II-. La guerra ruso-ucraniana sigue su curso y nos aproximamos a un medio año de esta intervención militar iniciada por Rusia. Este conflicto pasó de ser una guerra relámpago que se creía que iba a ser en las primeras semanas de marzo a una guerra prolongada de desgaste militar, económico, social, humanitario y un efecto migratorio sin precedentes de la población ucraniana hacia el espacio europeo. La prolongación de esta guerra desgasta a ambas naciones, sin embargo, las consecuencias son más visibles para la parte ucraniana. En este conflicto, nuevamente se pone en jaque la estabilidad del sistema internacional, puesto que, los EEUU interviene abiertamente en ayuda al gobierno de V. Zelenski con ayuda de armamento militar y de inteligencia sea directamente o bien por intermedio de la OTAN. Por cierto, nada justifica la intervención rusa en Ucrania, la destrucción de aldeas y ciudades de este país por las fuerzas armadas rusa, pero también no es justificable el deseo expansivo de la OTAN a estos rincones del Este europeo e intentando que Ucrania fuese parte de esta alianza militar intergubernamental. Por el momento, no se ven indicios de llegar a un alto de las hostilidades sobre todo por las posiciones y declaraciones extremadamente ofensivas y humillantes, expresadas por ambos líderes, tanto de Putin como de Zelenski. 

Los daños colaterales de esta guerra han impactado fuertemente a la economía mundial cambiando las reglas del comercio internacional. Los efectos de estos cambios en la esfera comercial, económica y financiera se observan especialmente en los países europeos que son los más afectados por este conflicto. No tan solo, porque el conflicto se sitúa en el espacio europeo sino también por las sanciones que Rusia les impone a muchas naciones de la Unión Europea con el corte del suministro del gas ruso, del cual, la mayoría de estas naciones de la UE son muy dependientes. Los efectos de esta guerra afectan los precios de los combustibles, del transporte, del gas, los precios de los alimentos son cada vez más elevados. También habría que señalar que en muchos países europeos se ha elevado significativamente los índices de la desocupación. La inflación ha aumentado de manera significativa en todos los países de la zona como nunca vistos desde los años 70 del pasado siglo. Un 40% de los países de la UE tienen dígitos por sobre el 10%, Alemania, el motor de la economía europea se acerca peligrosamente a los dos dígitos. Al parecer, la inflación llegó para quedarse por un buen tiempo en UE y se prevé que la situación se agudizará más aún con la llegada del invierno.

III-. Es conocido, que no ha sido nada fácil al interior de la UE de aunar esfuerzos para tener una posición común, única de sancionar económicamente y financieramente a Rusia. Países como Hungría, Polonia y otros del este europeo fueron reacios en un primer momento de apoyar las sanciones a Rusia. En este contexto, un dato, no menor, que tensiona la política europea es la situación de la 3ra economía de la zona, Italia. La dimisión del ahora ex primer Ministro italiano de gobierno, Mario Draghi como consecuencia de la disolución de la coalición política que lo sostenía, provocó el llamado a elecciones anticipadas por el presidente de esta nación, Sergio Mattarella, para el 25 de septiembre. Italia, al igual que los otros países del viejo continente se encuentra aún con los efectos del COVID 19 en su sistema de Salud, enfrenta una aguda crisis energética, una inflación que bordea el 8.3%, su nivel más alto en 3 décadas, y significativos grados de desempleo entre el 8,2 y el 8,5%, en lo que va del año. 

A esta elección parlamentaria de finales de septiembre de la cual saldrá el nuevo primer o primera ministra se enfrentarán dos grandes bloques políticos. El primero, es el de la centro izquierda que incluye el Partido Democrático (PD), y dos partidos más pequeños como Acción y, Más Europa.

La Coalición de la derecha y ultraderecha está constituida por Fratelli d´Italia (FdI), dirigida por la parlamentaria, Giorgia Meloni; La Liga de Matteo Salvini y; Forza Italia (FI) encabezada por Silvio Berlusconi. Según las encuestas de opinión, esta Coalición de derecha y ultraderecha sería la victoriosa en las elecciones de septiembre y posiblemente el partido FdI de Meloni podría llegar a ser la primera ministra de Italia. Habrá que esperar para ver los resultados electorales por cuanto esta opinión, es aún una noticia en desarrollo. 

La crisis política italiana eleva al aparecer a la derecha y a la ultraderecha como los vencedores en el plano interno electoral y, con estos resultados le podría entregar a Putin un posible sustento y apoyo significativo en lo internacional. La izquierda y las fuerzas democráticas están en serios problemas de poder parar la ofensiva político electoral de las fuerzas conservadoras. De resultar vencedores la ultraderecha italiana, a nivel internacional y regional, la UE perdería un gran aliado en su política de enfrentamiento a Rusia, al asumir una primera ministra o primer ministro de la derecha y ultraderecha de esa nación. 

En el escenario internacional, las disputas chino-norteamericanas, la guerra rusa-ucraniana y los movimientos políticos ultra nacionalistas en algunas naciones europeas y de otros continentes nos exige reflexionar más profundamente si no estamos asistiendo a una nueva guerra fría. Por cierto, una confrontación muy siglo XXI, cualitativamente diferente a la que se vivió entre las décadas del 1950 y del 1990 con la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética en el plano internacional.