El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-MercadosBursatiles | ¿Acaso 'la fusión' puede salvar a las criptomonedas?

2022-09-17 09:13:05 By : Ms. Kitty Chen

Kevin Roose | The New York Times

Hoy en día, a la criptoindustria le vendría bien escuchar buenas noticias. Y el miércoles, le llegó una.

Al parecer, Ethereum, la plataforma más popular de criptomonedas, ha completado con éxito la actualización de su arquitectura de software de un tipo de cadena de bloques conocida como “prueba de trabajo”, que ha sido su base desde que se fundó en 2015, a un tipo de cadena de bloques conocida como “prueba de participación”.

Esta actualización, que se dio a conocer simplemente como “la fusión”, ya se está proclamando como un punto de inflexión en la historia de las criptomonedas.

En las primeras horas del jueves 15 de septiembre, cuando se verificaron las primeras transacciones en la prueba de participación, decenas de desarrolladores de Ethereum se reunieron para celebrar en una llamada de Zoom organizada por la Ethereum Foundation.

“Este es el primer paso en la gran trayectoria de Ethereum para convertirse en un sistema muy maduro”, declaró Vitalik Buterin, el fundador de Ethereum, frente al grupo. “Para mí, la fusión simboliza la diferencia entre Ethereum en su etapa inicial y el Ethereum que siempre hemos querido”.

Además, muchos criptoaficionados tienen la esperanza de que esto cambie el panorama para el movimiento de las criptomonedas, que ha sido asediado este último año por billones de dólares en pérdidas, una serie de estafas y hackeos a gran escala, y una nueva ola de escrutinio normativo.

Yo no estoy seguro de que eso vaya a suceder. Pero antes de decirles por qué, revisemos algunas de las razones por las que están celebrando los partidarios de las criptomonedas.

En primer lugar, no era para nada una certeza que la fusión fuera a funcionar. Cambiar el llamado mecanismo de consenso —la manera en que se procesan y verifican las transacciones nuevas— de una cadena de bloques es una tarea aterradora y compleja (algunos desarrolladores de criptomonedas lo han comparado a cambiar el motor de una nave espacial en pleno vuelo). Antes de la fusión, nadie había intentado una maniobra así en una ninguna criptoplataforma, mucho menos una del tamaño de la de Ethereum, y se requirieron años de pruebas e investigación (y muchos muchos retrasos) antes de que los desarrolladores tuvieran la confianza suficiente para intentar llevarla a cabo. Ethereum, que es un programa de código abierto, alberga cientos de miles de millones de dólares en transacciones con criptomonedas, colecciones de tókenes no fungibles y protocolos de finanzas descentralizadas, y todo esto podría haberse perdido sin remedio si la fusión no hubiese marchado según lo planeado.

Aún podría haber problemas en los próximos días, pero todo parece indicar que la fusión se dio tan bien como esperaban los fanáticos de Ethereum.

La segunda razón por la que los criptoentusiastas están felices con la fusión es que la nueva cadena de bloques de Ethereum es mucho más respetuosa con el medioambiente que la anterior. Ethereum solía valerse de una red de computadoras superpotentes que competían entre sí para resolver rompecabezas criptográficos y, en el proceso, consumían enormes cantidades de energía. Ahora, dependerá de un proceso conocido como “staking”, que consiste en que los inversionistas accedan a depositar sus criptomonedas en una reserva compartida y, a cambio, obtengan la oportunidad de ganar recompensas económicas.

La fusión tiene otros beneficios —se prevé que hará más rápida y eficiente la plataforma de Ethereum en el largo plazo— pero su huella ambiental es la mejora más grande e inmediata. Según investigadores de la industria, la nueva cadena de bloques de Ethereum consumirá un 99,95 por ciento menos energía que la anterior. Ese cambio es inmenso, incluso es comparable a la desconexión energética de toda la nación de Portugal, según Digiconomist, un sitio web que da seguimiento al consumo de energía de las criptomonedas. Además, tal vez contribuya al argumento de los defensores de la industria sobre que las criptomonedas pueden ser ecológicas.

En tercer lugar, muchos criptoaficionados son optimistas respecto de que la fusión afectará para bien el valor del ether, la moneda de base de Ethereum. Por motivos que son muy complicados de explicar en este artículo, para mantener activa la cadena de bloques de Ethereum se deben destruir (o “quemar”) miles de millones de dólares en ether cada año. La nueva cadena de bloques de Ethereum seguirá quemando ether, pero no tendrá que crear tantas monedas nuevas para pagar las recompensas de los participantes. Eso quiere decir que el suministro total del ether podría reducirse, lo cual aumentaría el valor de las monedas existentes. Además, los mineros —las personas a cargo de esas enormes granjas de servidores de alto consumo energético que competían bajo el antiguo sistema de prueba de trabajo— ya no se verán obligados a vender sus monedas ether para pagar sus facturas de electricidad, lo cual podría estabilizar los precios.

La fusión podría avivar las tensiones internas de la criptocomunidad. Ya de por sí hay algunos aficionados —los “maxis”— que creen que la transición de Ethereum a un algoritmo de prueba de participación fue una estrategia calculada de relaciones públicas diseñada para hacer quedar bien a Ethereum y mancillar la imagen del bitcóin. (Bitcoin, que utiliza un sistema de prueba de trabajo, no tiene planes de cambiar a un nuevo mecanismo de consenso, así que es probable que su consumo energético siga siendo alto, al menos en el futuro próximo).

Ya que se basa en la participación de inversionistas en grandes reservas de ether y no en redes de computadoras que descifran rompecabezas, el nuevo Ethereum también podría incrementar la centralización general de la criptoindustria, lo cual les daría más poder a grandes firmas como Coinbase, Kraken y Lido —y podría facilitarles a los gobiernos tomar medidas enérgicas contra la propia plataforma de Ethereum, al presionar a esas firmas para que censuren ciertas transacciones. (El director ejecutivo de Coinbase, Brian Armstrong, ya ha declarado que, si esa situación llegara a ocurrir, él cerraría el negocio de participación en Ethereum de su empresa antes que obedecer las peticiones de censura del gobierno).

Y, por supuesto, la fusión no hará que los criptoinversionistas que perdieron dinero vuelvan a generar ganancias ni recuperará los activos que otros inversionistas perdieron en proyectos fallidos de criptomonedas como Luna y Celsius Network.

Esto debe quedar bien claro: la fusión fue una maravilla tecnológica, un beneficio genuino para el medioambiente y un testimonio del poder del desarrollo cooperativo de código abierto. Me alegra que haya sucedido y los desarrolladores que invirtieron años de esfuerzo para lograr que funcionara deben sentirse orgullosos de lo bien que resultó.

Sin embargo, las criptomonedas van a necesitar más que una fusión exitosa para cambiar su suerte. Perdón por aguar la fiesta.

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